2014

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De lo fácil a lo sencillo

Posted on martes, 18 de noviembre de 2014



Supongo que por eso te quiero tanto.
Las asociaciones deben recurrir a mi mente como lluvia,
como cayendo del cielo y resbalando por mis hombros.
Y ¡Ay! esa lluvia.
Así como ella cae y me moja los párpados.
Así como caminar flotando,
o cerrar los ojos si el aire es limpio.
Así de sencillo te quiero,
enredándote como un gusano entre mis piernas,
respirándome en el oído.
Y así dormirme,
con la lluvia y contigo.

Los besos acaban con la magia!
le dijo alejándose,
y esa sensación conocida le hizo entender,
que después de 6 años,
seguiría acariciando sus labios mojados de lluvia,
aún cuando ella no volviera jamás.

Sé que por eso te quiero tanto
por la facilidad en que tus calmadas manos
me sienten que duermo cuando me tocan,
como aquel día que te sentaste sobre mi
y acariciaste con la punta de tus dedos mi cuerpo.

Supongo que por eso te quiero tanto.
Porque la próxima vez que vea tus párpados empapados,
volveré a entender la sencillez de tenerte,
y de caminar flotando,
y de besarte,
con los ojos cerrados por el aire limpio
Y porque es fácil dormir, cuando me respiras al oído.

Adiós, Anaïs, Adiós.

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A mi Hemingway no se le cae la guitarra

Posted on domingo, 9 de noviembre de 2014

 A Hugo
gracias por tanta sabiduría inocente
gracias por esa canción en ese momento

Hoy me encontré con Hemingway, o al menos con un personaje que volaba entre él y el viejo del pez espada. Pero mi barbudo no pesca, solo la sosobra del tiempo en la Plaza San Martín, el amor en la mirada de la gente que él recrea en poesía de guitarra. Llevaba las partituras de una canción que no conozco, ¿Agüero? no se a que sonaba, yo no se leer partituras, pero probablemente aquel momento sonaba a algún Nocturne, pero de aquellos que no son tristes.

Aunque nunca lo dijo directamente, yo se que él era un viejo del mar, de aquellos que miran a la lejanía buscando peces espadas, para combatir junto con ellos y compartir sus momentos de vino. Y entonces, qué pasa con las horas, las horas que los viejos del mar pasan en tierra firme, palpable y dura, qué pasa en los momento en los que no sueña?

Este Hemingway de carácter melancólico camina despacito y a veces se ahoga con el aire urbano, se ahoga a ratos entre la humanidad descolorida. El prefiere el olor del pueblo, los olores amigables que nunca te niegan el placer. La irremediable sintonía del artista hace a mi viejo un melancólico de ciudad, de plazas bajo el sol de invierno, de momentos mundanos, del aire que no llena.



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Desde el begining

Posted on lunes, 7 de julio de 2014

Solamente una palabra, un gesto, un ligero movimiento en medio de un momento totalmente innecesario, hará reflejar muy en su interior, el externo y mudo nosotros que no se ha creado, pero que persiste, inmutable, especialmente sencillo, justo en la punta de sus labios. Como una gota perfectamente cristalina y con millones de sustantivos, que relenta, cae, de sus labios, de su gesto, sin caricia y sin palabras.

Se miran, se entienden y se comunican expandiendo la comisura de la boca, todo está bien, es hora de irnos, sin palabras. En la lejanía, sienta su cabeza sobre el hombro de él, acto suficiente para sentir que el mundo ya no está bajo sus pies.
Llega el tren, suben, se sientan, se abrazan, en el medio de la nada ella se siente cómoda, sin plantearse siquiera porqué, sin plantearse siquiera que en realidad, en ese mismo punto un día se conocieron y a penas se miraron. Existe una gran naturalidad, una obvia realidad que dice “estoy bien porque debe ser así”, sin plantearse que pocos días antes se sentía totalmente ajena al mundo, desconsolada y leyendo viejos mensajes.
 “por ti estoy dispuesto a dejarlo todo y empezar
toda una vida de cero, desde el begining, junto a ti. Si estoy a tu
lado nada más importa! Que venga lo que quiera venir!”

Entonces, pasa, solo a veces, que resulta invisible.
Lo que tuvo que venir, llego, sin dejarla respirar, se desplomó, haciendo invisible esa mirada que te calma, que te dice que todo está bien, que sin palabras eleva sus pies del suelo, y expande la comisura de su boca.


Si solamente una palabra, un gesto, un ligero movimiento en medio de un momento innecesario, fuera suficiente para entender, sin plantearse que en esa misma naturalidad, desde el begining, junto a él fue feliz. Al llegar a casa no se besaron. Se dieron las gracias en silencio por estar ahí, y durmieron enredados entre el más feliz de los sueños.